Una Generación Diferente

 

 

Introducción  

 

“… Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel” (Jueces 2:10).

 

 Por diferente el escritor del Libro describe: a una generación que dejó a Jehová,  que hizo lo malo apartándose y yendo tras otros dioses, una generación que dejó de servir al Dios de sus padres, como sus padres lo habían hecho.

 

Para que este resultado fuera obtenido, se comprende que se conjugaron varios factores que usted podrá identificar al darle seguimiento a esta historia en Las Escrituras. Consideremos por un momento, uno de estos factores en especial; este, tiene que ver con la relación entre los padres y los hijos. En primer lugar, la sociedad es muestra de este tipo de problema. En segundo lugar, este  tipo de relación tiene que ver en el sentido práctico con nuestro tiempo en la iglesia.

 

La era moderna actual, nos deja ver una generación diferente, una generación “superior,” una generación que se considera “mejor” a las anteriores en todos los aspectos. Por ejemplo; muchas de las cosas que para las generaciones anteriores fueron consideradas como malas o contra naturaleza, sencillamente han cambiado. Es necesario que todo padre o aun aquellos que hacen labor de maestro dentro de la iglesia, volteemos a ver esto. Finalmente ese sentir de nuestra sociedad muchos lo han traído dentro de la iglesia. ¿A qué me refiero? Es obvio que tenemos en la iglesia, una generación que menosprecia el consejo de Dios, el de sus padres y que “cree” ser suficiente para todo. Se puede notar muchas veces también el menosprecio por el viejo predicador, por sus “ideas anticuadas,” etc.  

 

El propósito de estas palabras son únicamente para reflexionar acerca de lo que viene ocurriendo en la iglesia y que se relaciona con nuestros hijos, y que lamentablemente es algo que en lugar de detenerse, más bien tiende a crecer. 

 Podemos ver acerca de los hijos; que nuestro tiempo es testigo de la problemática que se vive en la juventud presente.  Más matrimonios jóvenes que se habían unido formando parte de la iglesia, se vienen separando con más frecuencia. Me refiero a aquellos de los cuales viniendo de familia cristiana, y de los cuales una mayoría piensa que tiene ciertas garantías al casarse en el conocimiento y el temor de Dios, terminan separados.

 

Algo que se ha vuelto común son los noviazgos no serios entre los jóvenes dentro de la iglesia. Con esto, quiero decir como un día un hombre cristiano, se compromete y da su palabra en matrimonio a una mujer cristiana dentro de la iglesia, pero luego ese mismo hombre al otro día está comprometido con otra mujer.  La iglesia, parece no notarlo, parece que se ha acostumbrado a ello pues muy raro caso es llevado a disciplina. Me refiero a como muchos casos vienen a ser conocidos entre los hermanos, entre las familias y cómo prefieren que las relaciones entre familias se rompan y terminen mudándose a otra congregación o incluso apartándose.

 

Otra situación que se repite como de manera inevitable, es la de la madre soltera. En primer lugar esto nos dice de una joven soltera (incluidos varones) que llega a tener una vida sexual activa. En segundo lugar también nos dice de como una hermana joven que sin estar casada está embarazada  y decide tener su hijo en esa condición, o bien; puede ser el caso que estando en su embarazo busca casarse antes que nazca el hijo. ¿Esto está ocurriendo en la iglesia? Si.  Y otra vez, volvemos al punto donde pensamos acerca de esto, al haber una madre soltera,  existe también el padre soltero, en algunos casos también ese padre está dentro de la iglesia.

 

En el caso que sea, muchas cosas ocurren bajo la mirada de los padres. Igual ocurren bajo el conocimiento de la iglesia y del predicador. Debemos pensar que cada uno tiene cierta responsabilidad en su momento. En lo concerniente a los jóvenes en la iglesia, no se debe olvidar o pasar por alto que Dios tiene una Ley escrita para ellos y a su vez una serie de advertencias:

 

1.       Eclesiastés 12:1  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”

 

2.       Génesis 8:21 “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.”

 

3.       Eclesiastés 11:10  “Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.”

 

4.       Salmos 25:7  “De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová.”

 

5.       Eclesiastés 11:9  “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.”

 

Una situación muy conocida ahora, es la de padres creyentes—hijos incrédulos. Esto es algo donde encontramos involucradas las dos partes padres e hijos. Para muchos esto tal vez no es considerado como problema o algo grave pues “no se les puede obligar,” y “ellos son responsables.” Pero, cambiemos de posición y pensemos por ejemplo; ¿Es diferente si esos jóvenes que están viviendo los problemas actuales en la iglesia, son parte de una generación que nació y ha crecido dentro de la iglesia? ¿Cambia si son una generación nacida dentro de la iglesia? ¿Hay responsabilidad o culpa hacia los padres en esta situación? Juzgue usted. La realidad es que muchos padres cristianos, han criado hijos incrédulos. En esto no podemos excluir a aquellos que somos predicadores de la Palabra, donde muchas veces son los hijos de predicadores los que encabezan los problemas en las congregaciones.

 

No los instruimos (Proverbios 22:6), o no los criamos en la disciplina del señor (Efesios 6:4). Un error común es que como padres nos hemos conformado al fin y al cabo nuestros hijos “asisten” o “están en la iglesia.” El tipo de problemática nos dice,  que olvidamos la obligación de instruirlos. Que como padres hemos sido indiferentes a la enseñanza y disciplina de parte del Señor para nuestros hijos. Hoy estamos cosechando lo que por décadas se ha sembrado.  Hace tan solo un poco tiempo, los temas de discusión eran acerca de cuándo un cristiano se unía en Matrimonio, o bien; se estaba llevando un noviazgo con  inconversos.   En muchos casos podemos ver cómo esa indiferencia ha florecido y tenemos una generación indiferente a Dios y su obra, esto se demuestra al ver que una buena cantidad de jóvenes llevan un mal testimonio aunque parezcan muy activos en la iglesia. Les dimos suficiente entretenimiento y nos olvidamos del entrenamiento espiritual. Hoy esa generación está comprometida con el mundo en lo secular porque los preparamos para eso, pero no así en lo espiritual,  muchos son indiferentes a los compromisos y/o responsabilidades para con Dios.   

 

"Les dimos suficiente entretenimiento y nos olvidamos del entrenamiento espiritual"

  No les evitamos o no les estorbamos (1 Sam. 3:13). Una frase que he escuchado infinidad de veces de los padres es: “no los podemos obligar.”  15, 20 o 25 años atrás, los padres que decían “cuando sean grandes ellos van a decidir,” y así fue. Hoy esos hijos no quieren esa disciplina (Hebreos 12), podemos ver hijos revelándose contra los padres, andar en las fiestas del mundo, emborrachándose, llevando relaciones que terminan con bebes nacidos y los padres cristianos solo aceptan las consecuencias. Hemos criado una generación adicta al ego, una generación la cual muchos han denominado “generación selfie,” su ocupación predilecta  las redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter,  etc.).   Es triste decirlo pero  muchos no conciben la vida sin la tecnología.  Su egoísmo los ha llevado lejos de la línea de espiritualidad, donde todo parece depender de la elegancia y la inteligencia de los jóvenes en la iglesia. “La libertad de decisión” que les enseñamos, ha traído como resultado el libertinaje de muchos de nuestros jóvenes. La vestimenta y el cabello son vistos como temas impopulares, y no hablemos del compromiso porque nadie puede, nadie tiene tiempo, etc.