Los Libros Apócrifos

 

Por Neil R. Lightfoot

 

 

 

Cuando alguien toma una Biblia católica, ve que ay varios libros adicionales incluidos en la lista del Antiguo Testamento que no se encuentran en las Biblias que usamos nosotros. Estos libros adicionales se conocen como apócrifos

 

La palabra apócrifo proviene del griego y significa básicamente “escondido”. Muy temprano se usó en el sentido de secreto u oculto, pero también se usaba para referirse a un libro de origen dudoso o desconocido. Los libros adicionales en la Biblia católica deberían denominarse “los apócrifos del Antiguo Testamento”, ya que también existen apócrifos del Nuevo Testamento.

 

Los Libros Apócrifos del Antiguo Testamento

 

Los apócrifos del Antiguo Testamento incluyen 14 o 15 libros (dependiendo del método de contar) que fueron escritos en el periodo del siglo II antes de Cristo al siglo I después de Cristo.

 

Los títulos y el orden de los libros son los siguientes: 

 

  1. El primer libro de Esdras
  2. El segundo libro de Esdras
  3. Tobías
  4. Judit
  5.  Los agregados al libro de Esther
  6. La sabiduría de Salomón
  7.  Eclesiástico, o la sabiduría de Jesús hijo de Baruc
  8. Baruc
  9. La epístola de jeremías
  10.  La oración de Azarías y el cántico de los tres jóvenes
  11. Susana
  12.  Bel y el dragón
  13. La oración de Manasés
  14. El primer libro de Macabeos
  15. El segundo libro de Macabeos.

 

 

La Iglesia  Católica no considera como inspirados tres de estos 15 libros (1 y 2 de Esdras y la oración de Manasés.

 

¿Por que fueron rechazados estos libros?     

 

Hay varios motivos válidos por las que no pueden aceptarse como “Sagradas Escrituras”.

 

Estos libros jamás fueron incluidos en el canon Hebreo  del Antiguo Testamento. Esto toma verdadero significado cuando se recuerda que el Antiguo Testamento es una colección judía de historia y leyes, y que no ay pruebas de que estos libros alguna vez hayan sido aceptados por alguna comunidad judía, dentro o fuera de Palestina.

 

De acuerdo con las evidencias, Jesús ni sus apóstoles nunca los aceptaron como inspirados por Dios. El Antiguo Testamento que Jesús empleaba era el Antiguo Testamento Hebreo; y del Antiguo Testamento Hebreo jamás ha contado con los escritos apócrifos. Loa apóstoles mencionan muchos eventos del Antiguo Testamento en sus cartas y predicaciones, pero jamás mencionan ningún evento ni citan los libros apócrifos.

 

Estos libros no fueron aceptados como “Escritura” por escritores judíos del primer siglo como Josefo y Filón. No fue hasta el año 400 que Jerónimo proclamó que los libros apócrifos eran inspirados por Dios.

Estos libros no evidencian cualidades intrínsecas de inspiración. Grandes porciones de estos libros son obviamente legendarios y ficticios. A menudo contienen errores históricos, cronológicos y geográficos. En Judit por ejemplo se describe a Holofernes como “un general de Nabucodonosor que gobernó sobre los Asirios en la gran ciudad de Nínive” (1.1). En realidad, Holofernes fue en general persa, y por supuesto Nabucodonosor fue rey de Babilonia.

 

No fue hasta el 8 de abril de 1546, en la cuarta sesión del Concilio de Trento que la Iglesia Católica declaró como Escritura autorizada divina a los apócrifos del Antiguo Testamento.

 

En resumen, los libros apócrifos son justamente excluidos de nuestra Biblia. Segunda Revisión—Octubre 1999. ---   Por Paul Melton.