El Sonido del Silencio

 

Carl M. Johnson

 

 

Cuando escuché por primera vez la canción popular de Simón y Garfunkl en los años 60, “El Sonido del Silencio,” pensé que el titulo era una contradicción de términos. Pensé que si hay  sonido no puede haber silencio. Por otro lado, si hay silencio no puede haber sonido.

 

La verdad es que el silencio muchas veces comunica mas efectiva y elocuentemente que muchas palabras. Si ha experimentado una dosis de tratamiento de silencio, de su cónyuge, entonces sabe de lo que estoy hablando. Cuando ay duelo, no se tiene que decir mucho, por que un abrazo habla mas y es mas apropiado que las palabras. En muchos casos el silencio puede hablar, enseñar y mover a uno sin hablar.

  

De acuerdo a una versión de su carta a los de filadelfia, Ignatius les escribió acerca de Cristo, “El efectúa mas por su silencio que lo que otros efectúan por su hablar.”   A los Efesios, Ignatius les escribió, “El que posee la palabra de Jesús puede escuchar aun su silencio.”   ¿Puede ser verdad que Jesús en realidad nos enseña principios salvadores por su silencio?

  

Una de las grandes controversias que tuvo furioso por siglos al mundo religioso es el asunto debía interpretarse el silencio de la Escritura.  Algunos razonaban que cualquier cosa que no está prohibida específicamente en la Escritura debe ser permitida en la práctica religiosa. Otros razonaban que cuando la Escritura específicamente autoriza cualquier práctica, todo lo demás es prohibido (el silencio de la Escritura, acerca de todo lo demás, lo excluye).

  

Esta controversia llegó temprano en la época de Tertuliano (AD 150-222) habló acerca de aquellos que creían que si la práctica no es específicamente prohibida entonces es permisible. El razonaba “que lo que no es permitido específicamente, es prohibido” (AnteNicene Fathers, Vol. III, p. 94).  

  

Más tarde, durante el movimiento de Reforma Protestante, Martin Lutero (1483-1546) y Ulrich Zwingli (1484-1531) se metieron en la controversia. Lutero tomó la posición de que el silencio de la Escritura es permisivo, que la práctica no específicamente prohibida por la Escritura es permitida. Zwingli tomó la posición opuesta, “las prácticas que no fueron enseñadas en el Nuevo Testamento deben ser rechazadas incondicionalmente.”

  

Este debate continuaba para llegar a ser una fuerza principal atrás del movimiento de Restauración Americana. En 1808, Tomas Campbell estuvo de acuerdo con la posición de Zwingli. El usaba la base “Donde la Biblia habla, hablamos; donde la Biblia calla, callamos.”

 

La posición de Tertuliano, Zwingli y Campbell está en conformidad con las enseñanzas de la palabra de Dios. Desde el libro de Génesis hasta Apocalipsis, se nos enseña que cuando Dios da un mandamiento específico, todo lo demás queda prohibido automáticamente. Dios mandó a Noé hacer un arca de madera de gofer (Génesis 6:14). Por consiguiente, Dios no tenia que decir, “No use roble, pino o caoba.” Después que especificó exactamente lo que quería, su silencio acerca de todo lo demás excluyó todo lo que no fue especificado. El Señor le ordenó a Moisés construir un  tabernáculo “conforme al modelo” (Hebreos 8:5). Todo lo que no fue especificado por el modelo, fue excluido.  Dios especificó que los sacerdotes debían salir de la tribu de Leví (Números 3:1-10; 18:1-7). El guardó silencio acerca de sacerdotes procedentes de otras tribus, por eso, los sacerdotes de otras tribus fueron prohibidos (Hebreos 7.14). Pedro avisó, “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11). Pablo dijo, “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del señor Jesús” (Colosenses 3:17).  Pablo añadió que debemos aprender “a no pensar mas de lo que está escrito” (1 Corintios 4:6).

 

Hoy tenemos un modelo específico de la Escritura para la adoración de la iglesia y todo lo que no está incluido en el modelo, es prohibido automáticamente. En la cena del Señor, por ejemplo, usamos un pan sin levadura (1 Corintios 10:17) y una copa que contiene el fruto del la vid (Mateo 26; Marcos 14; Lucas 22; 1 Corintios 10 y 11). Alguno puede razonar; “Si, pero la Biblia no dice que no podemos usar Coca Cola y pastel en la cena del Señor.” Este argumento es verdad. Sin embargo, la Biblia nos dice específicamente lo que debemos usar, y su silencio acerca de todo lo demás lo excluye automáticamente. Si rechazamos este principio, entonces el nombre del juego es “cualquier cosa está bien.”

  

Hace algunos años, Rubel Shelly hizo la siguiente observación: “si fuere el caso que cualquier cosa que no es prohibida expresamente en el Nuevo Testamento es permisible en el área de la cristiandad, podemos usar no solamente el piano para acompañar nuestro canto sino que también el rosario para ayudar nuestras oraciones, crucifijos para enfocar nuestra devoción y hachís para aumentar nuestra sensibilidad. Podemos iniciar una red de organización parecida a la que fue protestada fuertemente en el catolicismo, o podemos empezar financiando los proyectos de la iglesia con juegos de “bingo.” Ninguna de estas cosas son específicamente prohibida en el Nuevo Testamento, y nadie que niega la verdad de la autoridad notada arriba, puede por consecuencia razonar en contra de cualquiera de ellas.”

  

Las observaciones de Shelly son válidas. El silencio de Dios continúa instruyéndonos hoy. “El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 11:15)

 

(Tomado del Pregonero Latino)