El Silencio de Dios

 

Es necesario que todo creyente considere el silencio de Dios en las Sagradas Escrituras. Éste, es un tema del cual podemos leer en el Pacto Antiguo, pero que además forma parte de las leyes dadas por Jesucristo en el Nuevo Testamento.

 

En el Antiguo Pacto: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Dt. 29:29). En la ley Nueva: El apóstol Pablo cuando habla de aquel momento en que fue arrebatado y estuvo en el tercer cielo o paraíso; “…donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” (2 Cor. 12:4).

 

Este principio del silencio nos dice; lo que no fue escrito, lo que no fue revelado, lo que no nos es dado a conocer “pertenece a Jehová.” Es básico entonces; al hacer un estudio serio de la Biblia, que el silencio de Dios sea apreciado como una doctrina dada por Jesucristo. El apóstol Pedro lo señala con estas palabras: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios…” (1 Pedro 4:11). Esto nos lleva a considerar seriamente lo que está escrito, guardando distancia de lo que no fue escrito, algo que algunos lo han denominado como “hablar donde la Biblia habla, y callarse donde la Biblia se calla”.

 

Por otra parte, es innegable que el “silencio” de Dios llamada también “ley de exclusión,” es un principio fundamental para la correcta interpretación o el entendimiento de las Sagradas Escrituras. En su libro “Lecciones de Lógica,” Enrique Galván G. señala acerca del tema, algunos principios importantes sobre esta necesidad que aquí podemos considerar brevemente:

 

1.      El silencio en las Escrituras es un principio verdadero. Podemos notar que dicho principio se cumple, cuando su verdad “salta a la luz de manera evidente.” Encontramos esto por ejemplo, en el hecho de que la doctrina enseñada por Cristo, es la misma doctrina que enseñaron los apóstoles, y por consecuencia es la doctrina que la iglesia practicó. Pero a su vez, se puede apreciar que cuando hay silencio de parte de Cristo en algún aspecto, también tenemos silencio de parte de los apóstoles de igual forma (1 Jn. 4:6; 1 Cor. 11:23; Judas 17).

 

2.       El silencio en las Escrituras es un principio universal. Con esto se quiere señalar, que las leyes de Dios, y en este caso dadas por Jesucristo en el Nuevo Testamento, “son válidas en todo lugar y tiempo…” en sus Cartas, Pablo dio la misma enseñanza para todas las iglesias (Cor. 1:10; 4:17; 7:17; 16:1). algunos han levantado argumentos como “solo eran ordenes para los de Corinto” “son leyes anticuadas, no las podemos aplicar a nuestro tiempo, cultura etc.” Lo cierto es que la enseñanza dada hace dos mil años, es la ley de Dios para la era cristiana, algo que no cambia ni el tiempo, ni la cultura etc. (Gál. 1:8). Es cierto también que si algo estaba prohibido hace dos mil años, lo es también hoy. De esta manera podemos comprender que el silencio siendo parte de dichas reglas, lo sigue siendo en nuestro tiempo pues es parte de leyes universales.

 

3.      El silencio en las Escrituras es un principio necesario. De lo contrario, de ignorarse el silencio de Dios, como lo han hecho muchos en el pasado y también en la actualidad, llevaría a violar otras reglas establecidas por Dios mismo pues tenemos ordenado por ejemplo; “…no pensar más de lo que está escrito…” (1 Cor. 4:6). no añadirle (Ap. 22:18). A veces el hombre ha hecho “pequeñas alteraciones, pequeñas innovaciones, pequeños cambios” amparándose en la premisa de que la Biblia no dice nada, y todo lo que han conseguido es ir mas allá de lo que está escrito apostatando de la fe. Es por eso que aquí recordamos esto, es necesario respetar el silencio de las Escrituras por ser un principio necesario. 

 

4.      El silencio en las Escrituras es un principio No demostrable, y a la vez imposible de refutar.” He leído y escuchado, argumentos de los hermanos cuando deciden usar los instrumentos de música en el culto de adoración, las copas individuales, la división de la asamblea, el uso de escuelas o institutos etc., decir que lo hacen apoyados en “que el Nuevo Testamento no dice que están prohibidos.” En el sentido directo podemos decir que es así. Pero que sucede si leemos donde las Escrituras señalan que no debemos quitar o añadir ninguna cosa, que no debemos cambiar absolutamente nada. ¿Qué pasaría si a la pregunta; donde dice que no debemos usarlos? cuestionamos; ¿y donde dice que podemos hacer estos cambios? Entonces podemos decir del silencio, que este es un principio no demostrable pero a la vez imposible de refutar. Y que por lo mismo, el silencio de Dios en las Escrituras no debe ser ignorado.

 

La verdad es que este principio del silencio de Dios, también guarda un mensaje importante en nuestro tiempo, note las palabras del salmista; “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz” (Salmo 19:1-3).

 

Es claro que aun sin palabras Dios transmite un mensaje, de esta misma forma, el Nuevo Pacto guarda silencio , pero es entendible que ese silencio los prohíbe  por dicha ley pues Pablo nos recuerda que no se debe “pensar” más de lo que está escrito (1 Cor. 4:6). Y Juan ordena “no añadirle ni restarle” (Ap. 22:18-19).

 

 

En conclusión hermano y amigo; detrás del silencio de Jesús en el camino a la cruz, estaba su sujeción al Padre y su amor por nosotros (Is. 53:7), su silencio tenía un mensaje. De la misma forma para con Dios, su silencio en las Escrituras tiene un mensaje importante para sus hijos, no lo ignoremos. Le invito a considerar esto seriamente. Dios les bendiga.